Ayer se publicó en la prestigiosa revista de medicina “The New England Journal of Medicine” un nuevo estudio coordinado por el Dr. Ramon Estruch del Hospital Clínic de Barcelona: Prevención Primaria para Enfermedades Cardiovasculares con la Dieta Mediterránea. Lo podéis leer en La Vanguardia de hoy martes 26 en el apartado de Tendencias.
El estudio muestra como se reduce en un 30% el riesgo de infarto e ictus. Es la investigación más grande que se ha hecho nunca sobre la dieta mediterránea. Con una participación de 7.447 personas que no tenían antecedentes de enfermedad cardiovascular, pero con factores de riesgo como diabetes, hipertensión o exceso de colesterol LDL. Los participantes se dividieron en tres grupos que tenían que seguir tres dietas saludables diferentes: una dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen, una dieta mediterránea rica en frutos secos, y una dieta baja en grasas.
Se vio como las dietas mediterráneas eran mejores para controlar el peso, aunque quizás tuvieran más calorías que la baja en grasas (de aquí la insistencia de los D-N en que lo importante no son las calorías, sino la calidad de ellas). Entre los componentes de la dieta mediterránea que explican sus beneficios para la salud, los más destacados son las grasas: las del aceite de oliva (monoinsaturadas), las del pescado azul (omega 3) y las de los frutos secos (monoinsaturadas, omega 3 y omega 6) son todas beneficiosas pera la salud cardiovascular. También los polifenoles: unas sustancias químicas abundantes en alimentos comunes como la fruta, las hortalizas, el aceite de oliva, el vino tinto y el café.
Tenemos al abasto todos estos ingredientes y aún más los que vivimos en la zona del mediterráneo, somos realmente unos afortunados y muchos no lo valoramos.
Será importante pues seguir una dieta equilibrada sin carencias nutricionales y para conseguirlo lo mejor es hablar con un especialista.