Entramos de pleno en temporada de verano, para muchos la llegada del calor es muy esperada, pero si tengo diabetes debería recordar de tomar ciertas precauciones asociadas a la subida de las temperaturas.
Los diabéticos están considerados como un colectivo de riesgo al llegar la ola de calor. El calor acompañado de humedad puede afectar a la salud. La humedad tiende a reducir la sudoración y evitar que el organismo se enfríe de forma natural, y por este motivo hay que ser conscientes que en verano debemos seguir controlando estrictamente las recomendaciones generales, especialmente las personas que tienen diabetes.
Las altas temperaturas y la humedad provocan una absorción más rápida de la insulina, por tanto, habrá que aumentar el número de controles para poder seguir con mayor exactitud la concentración de glucosa en sangre, ajustar las dosis de insulina si es necesario, controlar las comidas y, sobre todo, los líquidos que se ingieren.
Debemos de tomar precaución al hacer deporte o cualquier tipo de actividad física. Lo recomendable es hacerlo en espacios cerrados bien condicionados, o en horas cuando el sol está más bajo. Es importante saber reconocer las señales de cansancio como mareos, sudor excesivo, calambres musculares, ligeros dolores de cabeza y hasta aceleración del ritmo cardíaco. No sólo pondremos atención para detectar estos síntomas durante o después del deporte, sino que extremaremos las precauciones durante todo el día. Y es que pueden ocurrir en cualquier momento del día al ser las personas diabéticas más sensibles a la insolación.
Las altas temperaturas no afectan tan solo a las personas, pueden modificar la efectividad de los fármacos o de la insulina, por lo que es importante mirar en la etiqueta de cada uno como debería conservarse, y alejarlo de ambientes calurosos o a la exposición directa al sol. Si se viaja, es incluso recomendable poner la insulina o todo el kit en una pequeña nevera para evitar que se caliente, pero nunca en contacto directo con hielo. Las bombas de insulina también pueden ser dañadas por el calor, es importante que no estén en contacto directamente con la luz del sol. A parte, un exceso de sudoración podría despegar la bomba del cuerpo.
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