Es lo que tiene vivir en una ciudad tan multicultural como es Londres, encontrar a la esquina de casa un establecimiento solamente de carne Halal – permitida en la religión musulmana.
Para los que no sepáis como distinguir una carne permitida de una prohibida en el mundo musulmán, tenéis que saber que todo tiene que ver con la forma de sacrificio del animal (ni el color, ni la parte del animal, ni en la manera de cocinarlo). La matanza debe realizarse mediante una rápida incisión en la espalda hecha con un cuchillo afilado, cortando la vena yugular y la carótide, pero dejando intacta la espina dorsal.
El objetivo de esta técnica, de hecho, es permitir un mayor drenaje de la sangre, consiguiendo así una mayor higiene y minimizando el dolor y la agonía del animal.
Ciertamente, después de haber comprado y consumido carne halal, he podido darme cuenta de su larga conservación dentro de la nevera en comparación a nuestra carne tradicional. Y el sabor, exquisito.